Por: Pablo J. Gutiérrez F. III, financista especializado en gestión de riesgos y seguros.
Recientemente, este medio publicó una muy interesante infografía que mostraba el saldo promedio por tarjeta de crédito. Este número llegó a $3,377 a junio de 2025, según datos de APC Experian. Si uno lo mira en frío, parece un simple número. Pero, ¿qué significa realmente este para el bolsillo de nuestro querido «panameño de a pie»?
Para esto, hagamos un ejercicio sencillo. Imaginémonos a Pedro, una persona empleada formalmente con un salario bruto de $1,500 al mes. Después de los descuentos obligatorios de impuesto sobre la renta, Caja de Seguro Social y seguro educativo, a Pedro le queda un salario neto que ronda los $1,237. De ese monto, a Pedro se le va la mayor parte en gastos básicos: alquiler, supermercado, transporte, servicios públicos, entre otros. Pongamos que, en promedio, esos compromisos suman unos $1,105. Al final del mes, Pedro queda con apenas $132 libres.
Ahora bien, regresando a los $3,377 que vimos más arriba, si Pedro carga dicho monto como saldo de tarjeta, entran en juego los intereses, seguros, y cargos mínimos que establece la entidad financiera. Debido a su salario, a Pedro le otrogaron una tarjeta con las siguientes condiciones básicas:
- 21% de interés anual
- Pago mínimo de 2.5% sobre saldo
- Seguro de saldo deudor: 1.99% por cada $1,000
- Seguro PRF (pérdida, robo y fraude): $4.25 mensuales
En total, su obligación mensual sería de alrededor de $84. Eso deja apenas $47 en su bolsillo al final del mes. En otras palabras, Pedro la tiene bastante difícil y no tiene espacio real para ahorrar, para enfrentar una emergencia sin endeudarse más, ni mucho menos para aspirar a mejorar su calidad de vida. Ha quedado atrapado en la proverbial rueda de hamster.
Esta realidad, que no solo afecta a Pedro, es el problema de fondo y que muchas veces pasamos sin entender: lo macro se refleja en lo micro. Una estadística de miles de millones de dólares en deuda, que difícilmente podemos comprenderla por lo grande que es, no es solo un tema bancario o de balances financieros. Es una mochila pesada que carga cada persona y cada familia que se ve obligada a sobrevivir mes a mes con la soga de la deuda en el cuello.
Ninguna sociedad puede sostenerse a largo plazo si sus clases medias y populares están endeudadas hasta la punta de sus cabellos. No se trata únicamente de «manejar mejor» la tarjeta; el verdadero reto está en promover educación financiera y crear condiciones que permitan al «panameño de a pie» tener ahorros, inversiones, y riqueza, no vivir siempre contra la pared y de quincena en quincena. Porque al final, la factura de esta realidad no la paga solo un banco ni una estadística fría, la pagamos todos, como país.
Por eso, de manera recurrente estaré compartiendo con ustedes esta columna, donde no solo buscaremos brindar educación financiera práctica, sino también aterrizar el impacto de temas económicos y de finanzas nacionales en nuestro amigo Pedro y todos aquellos «panameños de a pie» que aspiran a un mejor futuro.
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