Por: Gustavo Valderrama Economista, especialista en Gestión Integral de Riesgos Bancarios y Macroeconomía. Maestría en Economía y Finanzas -INCAE. Ex-Viceministro de Economía (2018 – 2019).

Hoy se está edificando una cultura en torno a los llamados riesgos emergentes.
Y no, no es una falacia, si existen.
Existe el riesgo climático, el riesgo de sostenibilidad, el riesgo ambiental, el de gobernabilidad, el reputacional, el social.

El riesgo reputacional puede destruir en días lo que tomó 30 o 40 años construir. Una mala gestión de marca, de liderazgo o de comunicación puede acabar con la confianza más sólida.
Pero estos riesgos no son nuevos.
Siempre han existido.
La diferencia es que hoy se amplifican por la inmediatez mediática, las redes, la tecnología y la hipervisibilidad.
El riesgo climático, por ejemplo, siempre estuvo allí: inundaciones, incendios, contaminación, malas prácticas industriales.
Lo que cambió fue la sensibilidad, a sus externalidades y la capacidad de difundir sus efectos en tiempo real.

Desde la óptica del día a día de un gestor de riesgo bancario, los pilares siguen siendo los mismos

▶️Riesgo de crédito
▶️Riesgo de mercado
▶️Riesgo de liquidez
▶️Riesgo operacional
▶️Riesgo de tasa
Y hoy en día se le suma el riesgo de ciberseguridad, que efectivamente, junto a los anteriores, son los riesgos que más pueden comprometer la estabilidad o incluso destruir una institución financiera.

Y aquí surge el dilema:
Cada nuevo riesgo implica nuevos costo, más recursos, un nuevo consultor, una nueva herramienta tecnológica, una nueva carga de cumplimiento.
Pero seamos sensatos ¿hasta qué punto la relación riesgo–rendimiento sigue siendo sostenible?

Solo los bancos de gran escala pueden absorber indefinidamente esos costos de gestión acumulativa, que en muchos casos responden a riesgos estacionales, no necesariamente constantes ni permanentes.

El riesgo de los riesgos de los riesgos termina siendo, paradójicamente, el mayor riesgo de todos: el de la ineficiencia sistémica.

En banca, el negocio es gestionar riesgo, no eliminarlo. Siempre habrá riesgo residual, y nunca será cero.
Buscar eliminar cada sombra de incertidumbre es tan inútil como intentar asegurar absolutamente todo: la casa, el carro, el techo, la mascota y el alma.
Llega un punto en que el costo supera el beneficio.

Por eso, el verdadero arte está en delimitar el riesgo que vale la pena gestionar.
En mantener el equilibrio entre resiliencia y rentabilidad.
En aceptar que el riesgo existe, pero no todo riesgo merece un comité, un software o un presupuesto.

Porque si seguimos buscando riesgos, siempre los encontraremos.
Y en ese infinito, se puede perder el sentido del negocio.

Descargo de responsabilidad – Panamá Banking News
Las opiniones expresadas en esta columna son responsabilidad exclusiva de su autor y no reflejan necesariamente la postura de Panamá Banking News. El contenido es únicamente informativo y no constituye asesoramiento financiero, legal ni profesional. Este artículo ha sido elaborado de manera independiente y no ha recibido financiamiento, patrocinio ni compensación de terceros.

Por admin

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *