Por: Pablo J. Gutiérrez F. III, financista especializado en gestión de riesgos y seguros.
Camino a su trabajo, Pedro leyó una noticia en Panamá Banking News sobre la reciente gira presidencial en Estados Unidos, en la cual se anunció el interés de grandes empresas como Google, Amazon, Apple, y Santander en invertir en Panamá. Se recordó, mientras leía, que el país había salido de una de esas “listas grises” de las que muchos hablan. La pregunta inevitable a la que llegó fue: “¿Y qué significa todo esto para mi?”
Lo que puede parecer un derroche de cientos de millones de dólares cuando llegan multinacionales al país, trae beneficios concretos para todos, no solo para los dueños y altos ejecutivos de dichas empresas. Veamos algunos ejemplos puntuales:
Empleo directo: si Amazon abre un centro logístico, habrá plazas para técnicos, administrativos, y conductores. Luis, el sobrino de Pedro que está actualmente terminando su carrera de logística, podría aplicar. Una vez dentro, Luis no solo pondrá en práctica lo que aprendió en su carrera, sino que tendrá exposición a trabajar con ejecutivos de otros países, los cual trae consigo transferencia de conocimientos importantes para el desarrollo local.
Mejores salarios: empresas de alto perfil generan competencia por talento y empujan los salarios hacia arriba. No olvidemos que la mediana salarial del país, según data de octubre 2024 del INEC, está en $734. Usualmente, las multinacionales pagan mejores salarios y tienden a elevar el techo salarial del país, por lo que ayudan a mejorar las finanzas de todos.
Contratos para locales: No solamente las personas que contratan estas multinacionales se ven beneficiadas, sino también las MiPyMEs y sus empleados. Estas grandes empresas suelen requerir proveedores locales. Tal vez Santander, cuando abra sus oficinas bancarias, contrate la empresa de catering donde trabaja Julia, la hija de Pedro, consiguiendo así un contrato para dar almuerzos en una oficina multinacional.
Confianza en la economía: más inversión extranjera, particularmente de empresas de tan alto renombre, refuerza el optimismo local, incentivando a empresarios panameños a expandirse y a otras multinacionales a venir al país, creando una especie de círculo virtuoso.
Sin duda, haber salido de las listas grises fue clave; estar en ellas era como estar en la lista de los “malportados” en la escuela, lo que asustaba a inversionistas y bancos. También ha ayudado el mantener aun la calificación de grado de inversión con Moody’s y S&P, mientras que buscamos recuperar la misma con Fitch. Si el país inspira estabilidad, en particular en cuanto a seguridad jurídica, institucionalidad, y libertad económica, más empresas se animan a poner un pie aquí.
Y entonces, volviendo a nuestro querido Pedro, ¿Cómo se traduce todo esto directamente en su vida? Pues, una vez establecida una de las decenas de multinacionales que están interesados en Panamá, esta compra un terreno baldío en el barrio de Pedro, se instala ahí. Algunos vecinos son contratados, su esposa consigue trabajo como administrativa y, de paso, el minisúper de la esquina empieza a vender más porque los nuevos empleados consumen allí. Con el paso de los meses, se recauda más impuestos sin necesidad de subir los mismos. Eso podría significar que la calle por donde Pedro va al trabajo, finalmente, sea asfaltada.
Si bien todo esto suena genial, hay que ser cautelosos. Nada pasa de la noche a la mañana y, para que la lluvia de inversiones “salpique” a todos, Panamá debe seguir trabajando por tener reglas claras, mejorar significativamente la educación de su gente – en particular en colegios públicos – y garantizar transparencia en la gestión de los fondos públicos. Sin embargo, las señales son positivas. Para Pedro, estas noticias no son solo titulares que ve en Instagram, son la posibilidad de un brillante futuro con más empleos, más chen chen, y un país que avanza hacia la prosperidad y el desarrollo sostenible.
Así que ya saben, cuando escuchemos sobre inversiones extranjeras y reputación financiera, pensemos en Pedro. Porque al final, lo importante es que esas decisiones macroeconómicas y de las “altas finanzas” se traducen y aterrizan en bienestar en el hogar del panameño de a pie.
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